miércoles, 18 de enero de 2012

Sevilla por sorpresa

Puente de Triana
El año pasado por estas mismas fechas hice con mi hermana un viaje muy inesperado, pero muy bonito a Sevilla. El viaje lo habían reservado mis padres para alejarse un poco de la fría Guadalajara, pero primero Mamá y luego Papá enfermaron (nada grave) y aunque intentamos retrasar el viaje el hotel se negaba a cambiar de fecha la reserva, lo que nos obligaba a perder todo el dinero. En ese momento, mi padre me miró y me dijo: "Busca a alguien con quien ir" y, como mi hermana estaba relativamente disponible, la llamé y le dije: "Prepara la maleta, mañana nos vamos a Sevilla". Así, a las bravas.
Sevilla a la sombra de la Giralda

¿Qué hacer en un viaje inesperado a gastos pagados? ¡Disfrutar! Y Sevilla es la ciudad ideal.

El único inconveniente es que Sevilla nos gustó tanto que en dos días nos lo habíamos visto casi todo. La catedral la vimos en tiempo récord, pero nos dio tiempo a apreciar todos sus detalles incluyendo a la GiraldaLos Reales Alcázares nos atraparon haciéndonos perder la noción de las horas, que pasaban sin que nos diésemos cuenta. Aunque no somos demasiado taurinas, la visita casi privada (el grupo lo formábamos mi hermana, la guía  y yo) a la Maestranza nos enseñó mucho de la tradición e historia del toreo. El Hospital de los Venerables nos ofreció en bandeja la historia de Sevilla. En el barrio de Triana pudimos encontrar el único estanco abierto para comprar la tarjeta de los autobuses y unas tascas estupendas para cenar.


Plaza de España
 La Plaza de España nos dio la alegría de hacernos fotos a pleno sol en todas aquellas provincias con las que tenemos algo que ver, aunque también se nos acercó un poco la nostalgia. La Torre del Oro nos mostró la relación tan íntima que tuvo Sevilla con las Indias y con la navegación, aunque a esto también nos ayudó el Archivo de Indias. Nos acordamos de "Carmen" en la antigua fábrica de tabacos (la actual universidad). Y la Casa de Pilatos nos enseñó a desconfiar de los nombres populares.

No os podéis imaginar la de veces que nos reímos. Todo nos gustaba tanto, estábamos tan contentas y los sevillanos tienen tal gracia que, probablemente no me vuelva a reír tanto en ningún otro viaje.

Ante la extraña sensación de que nos estábamos quedando sin cosas que ver, decidimos ir a Itálica. Aventura que contaré en otro post.
¿Venecia? No, Sevilla

2 comentarios:

  1. las fotos estupendas, qué bonito y qué bien contado todo. felicidades!!

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    1. Muchas gracias!! Es porque guardo con mucho cariño el recuerdo de este viaje...

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