jueves, 1 de septiembre de 2016

Vitoria está a un paso

Había estado una vez en Vitoria-Gasteiz, pero fue a pasar la tarde y no me dio tiempo a ver mucho, solo a dar un paseo y a pensar que merecía la pena volver más tranquilamente. En realidad la vuelta fue un poco atropellada. A dos días de Semana Santa no teníamos nada reservado y ya estábamos pensando que nos quedaríamos en tierra, pero buscando ofertas de último minuto encontramos un hotel en Vitoria y seguidamente hicimos las maletas.

Plaza del Ayuntamiento
Antes de salir reservamos la visita a la Catedral Vieja que estaba en plena restauración (y creo que así sigue), así que organizamos el día en función de la visita concertada. El centro histórico, todo de piedra, es precioso y destaco la Casa del Cordón que nos dejó boquiabiertos. En la visita a la catedral reservamos para ese mismo día, por la noche, una visita con un audiovisual que recrea cómo era el pórtico original, que fue todo un acierto. También cogimos una visita nocturna a las Murallas, en la que nos contaron muchas historias de la ciudad. Tengo que destacar también la Catedral Nueva, que la veíamos desde la ventana del hotel y es donde se casaron mis tíos. Tampoco te puedes ir sin ver la Virgen Blanca y la plaza del Ayuntamiento. También me hizo gracia ver Ajuria Enea, la residencia del presidente vasco (lendakari), después de haberla visto tantas veces en la tele.

Detalle de la Catedral Vieja
Detalle Casa del Cordón
Comer es un placer y en el País Vasco, mucho más. En las fechas de la visita se estaba celebrando la feria del pincho (pintxo) así que todas las noches íbamos a la caza y captura de los mejores bares. No he bebido mostos tan ricos como los de allí. Para comer íbamos a restaurantes, que aunque un poco más caros que en el centro y el sur de la península, merecen la pena.

Para aprovechar el tiempo al máximo, fuimos a visitar el embalse de Ullibarri-Gamboa que parece un lago y tiene un paseo muy agradable. También pasamos por el valle del Aramaio, conocido como la "La pequeña Suiza", mira aquí y aquí por qué. Intentamos ir al Recinto de los Ayala, pero ya habían cerrado cuando llegamos (vaya decepción), pero sí que conseguimos llegar a las propiedades de los Varona y hacer la visita guiada: recomendada con mayúsculas. Para ir de un lado a otro, por la misma carretera pasamos por Álava, Vizcaya, Burgos y otra vez Álava. La carretera era muy estrecha, con muchas curvas, pero las vistas fueron fantásticas.

Torre de los Varona

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