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| Parlamento de Québec |
Canadá merece muchos posts, por eso, he elegido
Québec y alrededores para el primero sobre el país. Québec es lo más parecido a Europa de todo América, por eso, para una Europeísta como yo, es todo un lujo. En Québec es bastante probable que tengas problemillas comunicativos si no hablas
francés, ahí queda el "Je me souviens" que llevan en las matrículas de los coches.
A primera vista, parece una ciudad a los pies del océano, pero en realidad es el inmenso
río San Lorenzo, que deja a los turistas europeos un tanto desubicados. En Canadá el agua rebosa por todas partes (grandes ríos, grandes lagos, grandes cataratas), pero aun así cuesta entender que un río sea tan grande como para dar cabida a la
isla de Orléans (otro lugar que merece la pena visitar).
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| Château Frontenac |
Quizá la imagen que tenemos todos de esta ciudad es la del
Château Frontenac en la ciudad alta, pasear por las murallas hasta el castillo y el mirador supone entender la historia de esta ciudad. La
ciudad baja es la zona originaria de la población, allí encontraremos la iglesia más antigua de Canadá (
Nôtre-Dame-des-Victoires) y bares y tiendas para todos los gustos.
Pasear por la ciudad alta y baja, dejarse llevar, conocer parte de la ciudad moderna y ver la ciudad desde la otra orilla del río, son cosas que merecen la pena.
Hicimos un par de excursiones que nos gustaron bastante, entre ellas la visita a las
cataratas de Montmorency y el
cañón de Sainte-Anne. A esto solo hace falta añadir la iglesia de
Sainte-Anne de Beaupré.
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| Cañón de Sainte-Anne |
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| Sainte Anne de Beaupré |
En el menú no puede faltar una
cola de castor (como postre o como merienda),
jarabe de arce por todas partes (es un regalo de los dioses) y las
poutines (patatas fritas). Si se quiere cenar bien hay que ir al
restaurante Au Charbon (en la estación del tren).
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